La tradición vasca refiere que por estos días llega el Olentzero.
Su llegada anuncia el nacimiento de Jesús. Es asì que todos los años, el 24 de diciembre, en los pueblos y ciudades vascas, sale el Olentzero, representado por un muñeco o alguien vestido como tal y acompañado por chicos y grandes, que marchan junto a él entonando canciones tradicionales de la Navidad.
La historia lo representa como un carbonero que desciende cada año de la montaña para hacer su anuncio.
Antropólogos que han estudiado esta figura mítica, refieren que _ al parecer_ tiene su origen en la ciudad de Lesaka y sus alrededores, es decir al noroeste de Navarra, pero que en la actualidad su historia y tradición se ha difundido por toda Euskal Herria.
Antropólogos que han estudiado esta figura mítica, refieren que _ al parecer_ tiene su origen en la ciudad de Lesaka y sus alrededores, es decir al noroeste de Navarra, pero que en la actualidad su historia y tradición se ha difundido por toda Euskal Herria.
Mirado desde la antropolgía, también se puede decir que es el símbolo del año que finaliza y el espíritu de renovación del año que se inicia.
Para conocer más acerca del tradicional personaje de la Navidad vasca, los invitamos a visitar la página:
En ella encontrarán, ademàs de la leyenda que se encuentra debajo de estas líneas, otras secciones, como la destinada a los nenes y nenas que quieran escribir su cartita al Olentzero, otra de juegos, tarjetas de Navidad para enviar a los familiares y amigos, lecturas consistentes en documentos `producidos por estudiosos del tema y canciones para interpretar en estas Fiestas.
LA LEYENDA
La leyenda dice que el Olentzero es un hombre humilde que por su amor penetró el corazón de todas las criaturas, reales e imaginarias.
Hace mucho-mucho tiempo en los profundos bosques de Euskal Herria vivía un hada muy bonita, de cabellos dorados y sus ojos que brillaban como el fuego. Al igual que todas las hadas se ocupaba de las personas y siempre era acompañada por una pequeña y divertida criatura que la ayudaba en el trabajo: el Prakagorris.
Un día mientras que paseaba a través de las montañas se detuvo para cepillar su cabello cerca de una fuente. Repentinamente, el Prakagorris observó que algo se movía entre los arbustos. El hada siguió cepillándose su cabello y solo se dio cuenta del movimiento por los gritos del Prakagorris.
-"Es un bebé" dijo el mayor de los lutins.
-"¿Por qué lo han dejado allí?" preguntaron.
-"No lo sé" dijo la hada, "es difícil entender por qué a veces los hombres son tan crueles."
-"A partir de ahora te llamaras Olentzero, porque ha sido maravilloso haberte encontrado", dijo el hada al niño. Y agregó “Te gratifico con la fuerza, el valor y el Amor".
El hada tomó entonces al bebé y lo llevó hacia una vieja casa al lado del bosque donde vivía una pareja sin hijos y les dijo "estarán muy felices al encontrarte y cuidaran de ti". Dicho esto, el hada se marchó dejando al pequeño delante de su puerta.
Al día siguiente, cuando el sol comenzaba a asomarse y el hombre salía de su casa para ir a ordeñar a las vacas se sorprendió al ver al bebé. De inmediato llamó a su mujer: “querida, ven rápidamente ver lo que encontré".
Como el hada lo predijo se alegraron mucho al ver al pequeño. "qué oportunidad" dijo la mujer, que cubrió inmediatamente al niño con una manta para calentarlo. Lo alimentaron y lo adoptaron como hijo.
Así fue como el Olentzero creció en las hermosas montañas. Ya hecho un hombre sentía gratitud para con sus padres y no se preocupaba por sus orígenes. El Olentzero trabajaba duro cada día para ayudar a su padre que comenzaba a envejecer.
Después de muchos años felices sus padres fallecieron. Los años pasaron también para él, su rostro se arrugó y su cabello se llenó de canas. La vida en soledad lo volvió triste. Un día decidió que quería ayudar a las personas que pasaban necesidad. Se acordó de la casa en ciudad donde huérfanos vivían de lo que la gente les daba. Creía que esos niños, al igual que él, estaban muy solos y quería verlos felices.
El Olentzero era muy inteligente y muy hábil con sus manos. Fabricó juguetes de madera para regalarles a los pequeños cuando fuera a la ciudad a vender su cosecha. Cuando terminó los juguetes los puso en un gran bolso, buscó a su asno y fue rumbo a la ciudad.
Se sentía muy feliz ese día y sus ojos brillaban de alegría. Viajó una mañana entera a través de las montañas para alcanzar la ciudad. Los pequeños niños del pueblo fueron muy felices con los juguetes que les regaló y escuchando las historias que él les relataba, las mismas que su padre le contaba de pequeño.
Los huérfanos estaban encantados con el Olentzero y después de ese día maravilloso no se sintieron nunca más solos. El Olentzero se hizo muy conocido en ciudad. Cuando llegaba desde las montañas era rodeado por niños que se acercaban a verlo.
Eso duró durante numerosos y bonitos años, pero un día una tormenta terrible se cortó sobre la ciudad y las montañas, causando numerosos daños. Los fuertes vientos y fríos y el trueno asustaron y trastornaron a los habitantes, y más especialmente a los niños.
Un día, cuando el Olentzero volvió de nuevo a la ciudad vió como un rayo caía sobre una casa. Corrió rápidamente hacia allí y pudo ver a los niños aterrorizados en una ventana. Sin vacilar, entró en la casa en llamas, protegió a los niños del fuego y los ayudó a salir por una ventana del primer piso. Pero mientras él intentaba también escapar una gruesa vieja viga cayó desde lo más alto sobre él. El Olentzero cayó con dolor y su fuerte corazón se detuvo.
La gente lloró cuando vieron la casa en llamas, lo que había sucedido y que ya nada podían hacer. Pero repentinamente apareció una luz brillante procedente de la hoguera. Nadie podía ver quien era. Dentro de la casa el hada que había encontrado a el Olentzero bebé, apareció cerca él y comenzó a llamarlo por su nombre con su voz suave: ¡Olentzero! ¡Olentzero!.
Y dijo: "Olentzero, fue un hombre de bien, honesto y cariñoso. Pasó su vida al servicio de los otros, y hasta dio su vida para salvar a su próximo, por eso no morirá nunca. Y a partir de ahora, fabricará juguetes y otros regalos para los huérfanos de esta ciudad y de toda Euskal Herria.
“Y yo te ayudaré" gritó el Prakagorri dando giros alrededor del Olentzero. Y por ello a mediados de cada invierno, al final del año, Olentzero visita cada ciudad de Euskal Herria para llevar regalos y juguetes a los niños sin familia. Todos los niños celebran la llegada de Olentzero, cantando las canciones y difundiendo su mensaje de amor, fuerza y valor.
“Y yo te ayudaré" gritó el Prakagorri dando giros alrededor del Olentzero. Y por ello a mediados de cada invierno, al final del año, Olentzero visita cada ciudad de Euskal Herria para llevar regalos y juguetes a los niños sin familia. Todos los niños celebran la llegada de Olentzero, cantando las canciones y difundiendo su mensaje de amor, fuerza y valor.
Algunas personas no creen que el Olentzero verdaderamente exista. Aunque como reza un viejo proverbio vasco: "Todo lo que tiene nombre, existe… si creemos en su existencia".
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