JEAN BAPTISTE ELISSAMBURU (1828 - 1891)
Jean Baptiste Elissamburu nació en Sara (Lapurdi) en la casa "Piarresenea", ubicada en el el barrio de Istillar el día 14 de agosto de 1828.
Hizo sus estudios escolares en Sara. Posteriormente ingresó en el seminario de Larresoro. Fue allí donde conoce a quien fuera su gran amigo, Gracien Adema, a quien se lo conocería luego como "Zalduby". Finalmente abandona el seminario y se enrola en el ejército francés.
En 1855, su poesía Emazte edalea obtiene el primer premio en el certamen literario de Urruña (Laburdi) y tres años después es premiado también, en este caso en el certamen de Sara, por su poesía Tam, tam, tam, tam ratapetamplam ...
En el año 1860 logra otro primer premio en el certamen de Sara, en este caso, por su poesía Gazte hiltzera dohana. En este caso con el seudónimo "Harluche".
Pero habrá otro premio que será trascendental, Nere etchea. Su trascendencia hizo que fuera conocida a lo largo de toda Euskal Herria.
Texto del poema "Nere Etchea" |
A continuación un vídeo en el que se puede escuchar una interpretación coral del poema musicalizado por Aita Donostia.
En el año 1862 es premiada su poesía Apexa eta lorea, y dos años después, en 1864, Solferino'ko itsua. En este caso, con elseudónimo "Sallaberry". Dos años más tarde otra poesía famosa, María, recibe premio.
En 1866 se retira del ejército y se establece en Sara, su pueblo natal, donde se desempeña como juez de paz.
En 1871 es premiada su poesía Xori berriketaria, escrita bajo el seudónimo de "Doyarzábal".
Como puede verse, a lo largo de su vida utilizó diversos seudónimos. Esto ha dado lugar a discusiones acerca de si todas las obras atribuidas a él le pertenecen realmente. Algunos de ellos son "Harluche", "Saratar bat", "Piarre Adame", "Darrupe-Harluz", "Doyarzabal", "Sallaberry", "Lewy d'Abartiague", "Ziburuko Xantrea".
La obra de Elissamburu es considera por Fray Luis de Villasante como un autor de primerísima calidad y por Koldo Mitxelena, como un maestro del lenguaje.
SALUDO A MI ALDEA
A lo lejos vislumbro, vislumbro la montaña,
tras ella está mi aldea;
Y oigo, ¡qué gran placer!
el dulce suspiro de la amada campana.
Campana, ¿qué es lo que me cuentas?
¿Cuál es la noticia que lanzas a la lejanía?
Las montañas te responden tras las nubes
haciendo llegar tu mensaje hasta el cielo.
El trabajador del campo, el pastor de la montaña,
la muchacha que va camino de la fuente,
Al oír, campana, tu clara voz
Elevan una oración a la Madre celestial.
También yo rezo a la Virgen María,
guía de los hombres perdidos en la montaña
Para que por favor me conceda la gracia
De hallar hoy a mi pueblo en paz
He dejado lejos atrás las montañas
Veo ya cerca mi aldea.
¿Qué te sucede, corazón, para que te agites así?
¿Vas a fallarme al llegar a la meta?
¡Salud, aldea mía! ¡Salud, rincón donde nací!
¡Salud, lugar amado de mi infancia!
Porque Dios oyó el grito de un niño
Llega a ti hoy a ti un hijo tuyo.
Sendero que alejándote de la ruta
desciendes rectamente por el flanco
monte abajo cual una cinta,
Llévame cuanto antes hasta los míos.
Roble a la vera del camino, ¡en mi infancia,
al volver a casa de la misa dominical,
cuántas veces me senté junto a mi madre
a la sombra de tus gruesas ramas!
Blanco espino del fondo de la huerta,
que sigues guardando el rincón de mi infancia,
¿por qué no puedo como tú, simple ramilla,
pasar mis días en la tierra que me vió nacer?
Mas una lágrima asoma a mis ojos.
Mi corazón desborda de alegría;
ya oigo la voz de los de casa.
¡Te doy las gracias, Dios mío!
De nuevo invade mi corazón la pena,
aquella que cada uno siente al alejarse de su país;
campana que diste mi primera hora,
ojalá seas tú la que dé la última.
Traducción: Koldo Izagirre
Versión original: AGUR HERRIARI
AGUR HERRIARI
Jean Baptiste Elissanburu , 1862
Urrundik ikusten dut, ikusten mendia,
Beraren gibelean baitut nik herria;
Jadanik dut aditzen, zorion handia!
Ezkila maitearen hasperen eztia.
Ezkila, zer ote duk hik egun erraten?
Urrunera zer berri ote duk igortzen?
Mendiak hedoipetik dautek ihardesten,
Hik errana zerura ditek helarazten.
Landako langilea, artzain mendikoa,
Iturriko bidean doan neskatoa,
Aditurik, ezkila, hire boz lainoa,
Otoizten hasi dituk Ama zerukoa.
Nik ere dut otoizten Birjina Maria.
Baserrietan galdu haurren gidaria;
Neretzat otoi dezan ardiets grazia,
Bakean kausitzeko nik egun herria.
Mendiak utzi ditut urrun gibelean,
Herria dut ikusten jadanik aldean.
Zer duk, ene bihotza, saltoka barnean?
Ote duk huts eginen herrira heltzean?
Agur, agur, herria! Agur, sorlekua!
Agur, nere haurreko leku maitatua!
Jainkoak aditurik haur baten oihua,
Hireganat duk haur bat egun hurbildua.
Mendiaren hegitik hartuz zeiharrera,
Iduri xingola bat aldapa behera,
Bidexka, hi xuxen haiz jausten zelaiera,
Xuxen ereman nezak ahaiden artera.
Bide hegiko haritza, bortz aldiz haurrean,
Igandetan mezatik etxera sartzean,
Zenbatez ez nauk jarri, amaren aldean,
Hire adar lodiek egin itzalean!
Baratze gibeleko elorri xuria,
Beti duk begiratzen haurreko tokia.
Hik bezala zertako, aldaska garbia,
Ez diat sorlekuan higatzen bizia?
Bainan nere begitik nigar bat da jausten,
Bozkarioak darot bihotza gainditzen;
Etxekoen boza dut jadanik aditzen.
Jainkoa, darozkitzut eskerrak bihurtzen!
Ezkila, berriz diat bihotzean pena,
Herritik urruntzean bakotxak duena;
Neretzat hik baihuen jo lehen orena,
Agian hik orobat joko duk azkena.
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